jueves, 20 de octubre de 2011

MIGUEL ANTOLIN HEREDIA



MI POESIA


Anduvo mi poesía

cuando niño en mis juguetes,

en mi muñeco de trapo,

mi tren y mi barrilete...

y en mi perro y en las lágrimas

que derramé por su muerte.

Siempre estuvo junto a mí

y, aunque nunca pude verla,

la presentí en mi ventana

al llegar la primavera...

Y cuando pasó la lluvia,

en el olor de la tierra.

Supe que anduvo en la finca

volando entre los ciruelos,

recorrió la viña baja,

el parral y los cerezos...

y se acostó entre la alfalfa

con la mirada hacia el cielo.

Revisó la vieja casa

donde vivía el abuelo,

entre las gruesas paredes

manchadas de lluvia y tiempo,

y en la silla mecedora

donde descansaba el viejo.

Una tarde de verano

quiso refrescar su fuego

en el horario de riego

de una trinchera de álamos

... y la bebí con la mano,

junto al agua del canal.

... Y desde entonces fue mía.

Corre y recorre mis venas;

sangra conmigo mis penas;

ríe si siento alegría

y se enamora conmigo,

y por mi boca suspira.

Estuvo en esos amores

que duelen por ser primeros

y buscó rimas difíciles

para completar mis versos

... y me quedé con las rimas...

y una lágrima en el pecho.

Me acompañó en mi aventura

en esas tardes de invierno

cazando palomas turcas

de la mano de mi viejo...

cuando tenerlo era fácil...

y morir era algo ajeno.

Hoy la veo reflejada

en los ojos de mi niña

diciéndome: - Ya no temas,

me quedaré en esta vida;

sabrás que estoy a su lado,

cada vez que ella sonría.

Y a veces, cuando la tarde

me trae su melancolía,

al ver el sol que se apaga,

como se apaga mi vida,

siento que aprieta mi mano...

mi amiga... la poesía..



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